Curso de Formación 2020
Los trabajadores de la Fundación Obra Mercedaria, junto con voluntarios y voluntarias que colaboran con la obra, asistieron durante el 13 y el 14 de enero a un Curso de Formación que sirvió para conocer mejor la parte histórica y carismática de la Orden de la Merced y para formar al equipo de trabajadores sobre los pisos de reinserción, la mediación y la relación de ayuda con el usuario dentro y fuera de la cárcel.
Merced
Cuando se trabaja en una institución es necesario saber de dónde proviene, cuáles son sus valores e idiosincrasia. El entender su naturaleza y tener sentido de pertenencia son factores clave para ofrecer lo mejor de nosotros mismos a nivel profesional. En esta línea empezó la primera ponencia, «La Merced y la Iglesia», por Florencio Roselló. El Delegado de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española analizó la influencia que ha tenido y tiene la Orden de la Merced en la Iglesia. También aprovechó para destacar figuras clave en el desarrollo de la Pastoral Penitenciaria como el P. Bienvenido Lahoz o el P. Sesma y para mostrarnos toda la obra social que se ha ido desarrollando en las comunidades mercedarias con el paso del tiempo.
El secretario provincial, P. Jesús Roy, acercó a los presentes la historia de la Orden de la Merced. Fue un repaso de este largo camino que empezó un 10 de agosto de 1218 hasta el día de hoy. El nacimiento, la transformación de la Orden, la llegada a América, el nacimiento de la descalcez, la tensión de las independencias, la desamortización, la reconstrucción de la Orden o el Apostolado Penitenciario fueron algunos de los hechos históricos que se comentaron.
José María Carod, director del SEPAP (Secretariat de Pastoral Penitenciària), se encargó de hablar sobre la «Identidad y el carisma mercedario». Ser mercedario implica trabajar y rezar para liberar a todas las personas que estén encadenadas, en todos los sentidos: en prisión, por una adicción, etc. Si se trabaja o colabora con esta obra es muy importante saber que no solo cuenta la labor meramente profesional, la vertiente social, sino que también es fundamental el factor humano y espiritual.
Aprender a escuchar y a preocuparse de verdad por los demás es lo que hace diferente a esta obra redentora y liberadora. El ejemplo que expuso el mercedario: «Estuve en la cárcel y vinisteis a mí» en lugar de «Estuve en la cárcel y vinisteis a verme» resume a la perfección esta idea de implicación emocional.
La Fundación
Por la tarde llegó el turno de hablar de la Fundación. Núria Ortín, la directora, fue la encargada de definirnos el rol de la Fundación Obra Mercedaria dentro de la Orden de la Merced. Se trata de un instrumento que canaliza toda la obra social de los mercedarios. Es un instrumento que tiene como objetivos: dar a conocer todas las
acciones que desarrollan los mercedarios en la sociedad, que es mucha y aún poco conocida, y crear conciencia y mentalizar de la situación de las desigualdades en que vive
una parte importante de la población. También es la encargada de canalizar las donaciones que recibe en proyectos concretos de ayuda.
Manolo Lecha, experto en el ámbito social, analizó el papel que juegan estas instituciones hoy en día. A través de su larga experiencia liderando la obra social de Sant Joan de Déu, contextualizó la situación actual de las fundaciones, con especial atención a las de origen religioso. El ex mercedario habló de la falta de frailes y de la dificultad que conlleva gestionar una obra social de grandes dimensiones con tan poco capital humano. Por este motivo considera fundamental dar protagonismo a los laicos, delegar tareas a profesionales especializados. También presentó dos grandes retos que las fundaciones deben afrontar: la viabilidad económica y la fidelidad a la misión. Para lograr esos dos objetivos es necesario apostar por la capacitación, la formación de equipos, crear identidad y fortalecer el trabajo en red.
La sesión concluyó con la ponencia de Arturo González de León, abogado y profesor de Derecho Penal en la Universidad Abat Oliba. Se abordaron temas de base como la definición de primer, segundo y tercer grado penitenciario. También se detalló el proceso de ingreso a prisión, desde la ficha con sentencia, al periodo de estudio, las entrevistas de las juntas de tratamiento o la clasificación inicial a uno de los grados penitenciarios.
Fue una sesión interesante que sirvió para darse cuenta de la realidad penitenciaria. A través de algunos ejemplos, como el del delito de prevaricación administrativa, que no es penado con cárcel, observamos las injusticias de un sistema penal que castiga duramente a las personas sin recursos económicos y que no es especialmente duro con las personas que tienen poder.
Pastoral Penitenciaria
La sesión del martes inició con la ponencia de Mariola Ballester, directora del Secretariado Pastoral Diocesano de Pastoral Penitenciaria Orihuela-Alicante. Se trata de un organismo diocesano, no jurídico sino funcional, que colabora con el obispo en la dirección, promoción y coordinación de la actualidad pastoral en todas las dimensiones del mundo penitenciario. Mariola habló de la labor que se desarrolla en las diferentes diócesis que existen en España.
Otra ponencia interesante fue la del P. Nacho Blasco. El mercedario profundizó en la relación de ayuda que se establece con el preso en la cárcel. Para hacerlo utilizó el concepto Counseling. Se trata de un anglicismo referido a una profesión que comprende la prevención y atención de problemas de la vida cotidiana, así como conflictos relacionados con crisis vitales, tales como sexualidad, adolescencia, relaciones de pareja, adicciones y desarrollo personal, entre otros. El Counsellor debe desarrollar escenarios deseados y promover el compromiso de cambio, facilitando un análisis más profundo y una mayor comprensión de su situación.
El objetivo es que el ayudado adquiera un esquema conceptual para entender mejor su conducta. Los asistentes también aprendieron que existen diferentes tipos de respuestas a la hora de interaccionar con un preso, y que algunas son más efectivas que otras. Respuestas de valoración, interpretativas, de apoyo o de respuesta empática son algunas de las que se pusieron en práctica durante la ponencia.
Pisos de reinserción
Betlem Roman, trabajadora social de la Fundación Obra Mercedaria, realizó con los participantes una dinámica de grupo que consistió en trazar un plan de reinserción para diferentes perfiles que acababan de salir de prisión. El diseño previo de la metodología de intervención es muy importante a la hora de sistematizar la misma.
Una de las principales conclusiones a las que se llegó después de la aportación de los diferentes equipos es que la reinserción es un término muy complejo, muy amplio, y difícil de abordar. Cada caso requiere de unas necesidades particulares y los profesionales de la fundación han de saber detectarlas y trabajar para encauzar las vidas de todas esas personas.
Mateo Giuliana, monitor de la Llar La Mercè de Sant Feliu, realizó un espectacular reportaje sobre el día a día en el piso de acogida que se reprodujo durante el curso de formación.
Jordi Cañada, psicólogo del Hospital Sant Joan de Déu , fue el encargado de cerrar el curso con una charla sobre la resolución de conflictos y mediación. ¿En qué somos buenos cuando nos enfrentamos a un conflicto? ¿En qué debemos mejorar? A través de las 4 C (contener, comunicar para el cambio, confrontar y colaborar) los participantes aprendieron nuevas soluciones para llegar a un entendimiento de manera mucho más efectiva.
El ponente hizo hincapié en la idea de pasar de ser adversarios a socios, en realizar observaciones concretas en lugar de críticas generalizadas, en pedir lo que necesitamos del otro sin frases abstractas ni ambiguas, en no utilizar tantos «peros», y en aprender a empatizar con el silencio.