Así se vive el confinamiento en la Llar La Mercè de Sant Feliu
La Llar la Mercè de Sant Feliu está estos días acogiendo a 15 chicos que han salido de prisión y no tienen un piso en el que vivir durante estas semanas de confinamiento. El Hogar de Acogida, cedido por las hermanas mercedarias, inició su funcionamiento el año pasado, y el 14 de mayo se amplió con la habilitación de una segunda planta.
Este nuevo espacio permite que los 15 chicos puedan vivir con amplitud y comodidad. La reclusión no es el mejor contexto para tener una buena convivencia, todo el mundo necesita su espacio, pero las instalaciones permiten que cada uno pueda tener esos momentos de intimidad tan necesarios en contextos como los que estamos viviendo ante esta grave crisis sanitaria.
Ahmed, que lleva todos estos días confinado en la casa, comenta cómo esta aprovechando el tiempo para mantenerse activo. «Estos días de encierro aprovechamos para estar activos. Realizamos tareas como por ejemplo pintar la casa», explica el residente.
Los residentes también miran de realizar otro tipo de actividades para estar en forma. «Hemos montado una zona para jugar a tenis de mesa y gracias a Dios tenemos una buena terraza arriba donde hacemos deporte cada día. Somos un total de 15 personas. Es una casa muy grande y cabemos bien», remarca Ahmed.
El llevar más de dos semanas confinados no está siendo un impedimento para tener una buena convivencia. «Cada persona lo lleva a su manera, es una convivencia. Lo fundamental es tener paciencia y sobretodo esperar que pronto acabe todo esto. En el Hogar estamos muy bien, hacemos cosas». Los residentes aprovechan para conectarse a Internet, mandan ofertas de trabajo, perfeccionan su currículum o cocinan, que es una buena manera de evadirse y colaborar con la casa.
En la Llar La Mercè puede haber aburrimiento pero como el que tiene cada persona en su casa durante estos días de encierro. «Lo que más destaco de estos días es que realizamos muchas actividades, cosa que te permite distraer la mente. También escribimos, leemos revistas, tenemos de todo y me siento agradecido de estar aquí. Tenemos un Hogar y creo que todos los que estamos aquí tenemos que valorarlo mucho».
Este sentimiento de agradecimiento es compatible también con la angustia que se puede sentir en algún momento, ya que se recuerda tiempos que no fueron buenos. «Aunque estoy en libertad definitiva, la verdad es que esta situación de encierro me recuerda un poco al pasado. Esta sensación lógicamente crea malestar, un poco de agobio, eso es lo que más me estresa. Pero como he dicho antes, actividades como las de pintar la casa es justo lo que necesitamos. Gracias al Hogar Mercedario podemos estar muy bien durante estos días».