Casa de la Misericordia: estaba en la cárcel y vinisteis a mi
La Casa de la Misericordia es un piso de acogida para los reclusos de los diferentes centros penitenciarios de Mozambique. Siguiendo la línea de nuestros Hogares de Barcelona, Sant Feliu, Lleida, Zaragoza, Castellón o Elche, este piso atiende a todas esas personas que no tienen condiciones ni recursos para rehacer sus vidas. Un hogar que sirve para facilitar la reinserción social de los presos que se encuentran en la última fase antes de salir en libertad.
Este centro tiene capacidad para 50 reclusos, que son elegidos en coordinación con las administraciones de las diferentes cárceles de Mozambique. Los Hogares están dirigidos a personas que se acogen a los permisos penitenciarios y no tienen a dónde ir porque están indocumentados, son inmigrantes o perdieron el contacto con sus familiares.
Situación del país
Cuando a principios de agosto de 2019 se sellaba en Maputo el Acuerdo para el Cese de Hostilidades, el mundo celebró la posibilidad de que hubiera un nuevo futuro para Mozambique. El Frente de Liberación de Mozambique o FRELIMO, en el Gobierno, y la Resistencia Nacional Mozambiqueña o RENAMO, llegaban a un acuerdo que debería poner fin a varias décadas de enfrentamiento armado en el país.
Pese al acuerdo de paz, la violencia en Mozambique está lejos de acabar. Desde hace poco más de dos años, el terrorismo yihadista se está haciendo hueco en el nordeste del país, lo que hace que los niveles de violencia, sobre todo en esta región de Cabo Delgado, se mantengan en niveles elevados. Al Ahlu Sunnah Wal Jammah, (ASWJ), el nombre con el que se denomina el grupo que opera en el norte de Mozambique, se le atribuyen más de dos centenares de acciones violentas desde que las dos partes del conflicto civil y político sellasen la paz.
Ante este contexto, los índices de criminalidad están aumentando, y por consecuencia, también los de encarcelamiento. Potenciar la reinserción social es un paso muy importante para ayudar a todas esas personas que salen de prisión desorientados y con vidas truncadas.
Estava na prisao e viestes a mim
Estuve en prisión y vinisteis a mi (Mt 25:36). ¿Qué podemos hacer para responder a esa invitación de Jesús? ¿Cómo podemos apoyar a los presos de nuestra población sin olvidar a sus familias, que también sufren?.
La autoridad política es necesaria para garantizar el orden, de una manera conforme a la dignidad de la persona humana. Eso incluye, legítimamente, imponer penas a quienes rompen con las reglas fundamentales de la convivencia. Sin embargo, las penas no deben enfocarse tanto en reprimir el mal comportamiento, como en remediar el desorden, tratando de promover la rehabilitación de las personas condenadas y restaurar las relaciones armoniosas. En todo momento debe respetarse la dignidad y los derechos humanos, incluso de los que han cometido algún crimen.
Con esta inspiradora frase recibimos a todos los terceros grados que llegan a la Casa de la Misericordia. Un mensaje que los interpela y que les transmite dignidad y esperanza, que les dice que la verdadera libertad es algo interior en uno mismo, que nadie le puede quitar. La sociedad tiene que hacer todo lo posible para velar por el respeto a su dignidad.