J.M.A: «La sociedad aún no está preparada para entender nuestros problemas»
J.M.A es una de esas personas que ha conocido el calor del Hogar mercedario de Barcelona. Un espacio donde no existen los juicios, donde no hay reproches por los hechos ocurridos en el pasado. Después de más de 4 años en la cárcel, J.M.A sigue luchando para empezar una nueva vida lejos de los errores del pasado. La reinserción a la sociedad jamás ha sido un paso sencillo. Los mercedarios lo sabemos, y además creemos en las segundas oportunidades. Por eso, apoyamos a personas que quieren cambiar su vida.
¿Cómo conociste a los mercedarios?
El contacto empieza en la prisión. La Junta de Tratamiento decide que estoy capacitado para salir y me ponen en contacto con ellos a través del párroco que hay en prisión.
¿Qué impresión te llevaste en el primer contacto?
Muy buena. Te hacen sentir protagonista, que eres lo más importante. Te facilitan la situación para que salgas lo antes posible de permiso, y si puede ser, en tercer grado.
¿De qué forma se implican?
Cuando sales de permiso ellos te ofrecen el Hogar. Durante esos días o meses tienes un techo, te dan comida, cama y te lavan la ropa. Es como una pensión gratis.
Una pensión que además te ofrece apoyo espiritual.
Por supuesto. Todo el que lo desee lo tiene. Allí, el hecho de que seas cristiano no tiene ninguna trascendencia. Hay musulmanes, hindúes… La religión en la que crees no es lo más importante.
Prima el voto de la redención, el de dar una segunda oportunidad a quien en su día cometió un error.
Exactamente, y sin mirar a la persona. Eso sí, tienes que comportarte en un sitio en el que estas con más gente en una situación parecida a la tuya, donde hay unas reglas, unas normas. Es lógico.
¿Cómo es la convivencia en el Hogar?
Yo he estado allí un año largo, he conocido a mucha gente, incluso a veces acabas haciendo amistades. La relación suele ser buena.
¿Son estancias largas? ¿Hay un programa establecido para cada persona?
En principio el Hogar está dirigido sólo para personas que están de permiso, pero yo, por ejemplo, estoy en libertad y sigo allí. En el piso existe lista de espera, si te acomodas estás fastidiando a otra persona que quizás lo necesita más que tú.
¿Cómo es el proceso de reintegración a la sociedad, ese volver a empezar?
No es fácil. En mi caso, gracias a los mercedarios, lo he tenido un poco más fácil. No ha sido traumático. Salí cobrando del paro, y justo al acabarse empecé a trabajar. Ahora he cobrado otra vez el primer mes de paro después de quedarme sin trabajo.
¿A nivel emocional, os dan alguna orientación a la hora de reemprender vuestra vida?
Ellos no se meten en tu persona, no se inmiscuyen en tu vida. Otra cosa es que tú les pidas un consejo. Los padres quieren que te vayas de allí lo antes posible, pero que lo hagas porqué estés bien.
Te prestan hogar, pero con total libertad, sin ningún tipo de obligaciones.
Ninguna. De hecho, esta entrevista, os la concedo porqué he querido. Los padres me lo han preguntado, pero en ningún caso me he visto obligado. Y así con todo.
¿Este tipo de Hogar está bien visto por los vecinos?
Para nada. Tendrías que conocer los problemas que tienen los mercedarios cuando quieren abrir un piso como el Hogar. Tienen que luchar contra la comunidad, contra el barrio, incluso contra políticos.
¿Existen muchos prejuicios?
Por desgracia sí que existen. El abrir pisos donde van a vivir reclusos no se entiende. Cuando ocurre algo en el barrio, ya sabes hacia dónde se va a señalar, hacia dónde se va a mirar. La sociedad aún no está preparada para entender nuestros problemas.
¿Cómo definirías tu experiencia con los mercedarios?
Sobre todo positiva. El hecho de salir y estar un tiempo con ellos te ayuda a reinsertarte, tienes una seguridad, y humanamente te dan muchas lecciones. Te das cuenta que no todo es como parece y que hay gente que lucha por los demás sin pedir nada a cambio. Encontrar esto hoy en día es bastante difícil.
¿Son gente cercana?
Puedes hablar abiertamente con ellos de lo que sea. Lo importante en momentos así es tener al lado gente que no te juzgue. Eso es lo que mejor los define. Siempre están allí sin juzgarte. Lo que has hecho, lo has hecho.
Los mercedarios solo esperan una cosa a cambio: que tú salgas adelante, que no reincidas. Ellos lo único que quieren es ayudar. Yo en este piso he visto pasar de todo.
¿Hay gente que se aprovecha de la situación?
Hay personas que no valoran lo que tiene, protestan. Nunca he podido entender que se critique a gente que te está dando cama, comida, te están lavando la ropa, te prestan una T10 para transporte, o si algún día por lo que sea necesitas 20 euros te los dan. Creo que no tienes derecho a quejarte de la comida o del horario. Se debe valorar un poco lo que hacen, porque si no fuera por ellos muchos de ellos estarían en prisión, y si estuvieran fuera tendrían unas condiciones mucho más complejas.
Para finalizar, ¿cómo definirías a los mercedarios?
Muy buena gente. Como institución son de “chapeau”. Como personas habrá de todo. En mi caso, los que yo he conocido, son todos excelentes personas. Incluso te diría que son demasiado buenos.