Ángel Jiménez: «Nosotros no ofrecemos una casa, ofrecemos un Hogar”

En la comunidad de Zaragoza realizamos un trabajo pastoral penitenciario a través de la Prisión de Zuera, donde atendemos y damos acompañamiento a 1600 hombres y mujeres, y del Hogar Mercedario de la misma ciudad.

“Nuestra labor pastoral como mercedarios es visitar la cárcel y también recibir a los chicos recién salidos del centro en nuestra casa de acogida, ya que salen de prisión y no tienen dónde ir. Los acogemos un mes o dos meses hasta que encuentran el camino para ser autosuficientes. Nuestro trabajo es estar a su lado y sobretodo escuchar”, remarca el padre Jiménez.

En los recintos penales se pierde la dignidad y aquí les ayudamos a recuperarla a través de unos momentos de libertad. Reciben alojamiento, comidas, acompañamiento, apoyo espiritual, sicológico y legal y ayuda para encontrar trabajo. Los muchachos se encuentran aquí con una casa digna, con buenas camas, buena comida, acogidos, queridos y apoyados. “Apoyamos sobretodo a las persones que carecen de todo, no tienen familia ni gente cercana que le pueda ayudar”, remarca el padre Ángel.

La Casa recibe a los reos que salen de las cárceles tras haber cumplido condena. Muchos son extranjeros o de provincia o han perdido su familia. Esta casa es el primer paso para rehabilitarse, para prepararse para una nueva vida.

«Nosotros no ofrecemos una casa, ofrecemos un Hogar. Damos todo nuestro apoyo a los reclusos y le damos una nueva familia. Reciben amor, confianza, y que establezcan relaciones humanes como cualquier persona normal. Ellos vienen, nos piden y nosotros les abrimos las puertas para que tengan la segunda oportunidad de sus vidas”, concluye el mercedario.

 

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