Marcos Sánchez: «En Venezuela vives con miedo, no sabes qué va a pasar hoy»
Marcos Sánchez, es vicario en Venezuela y director del Colegio Tirso de Molina (San Bernardino, Caracas). La dura situación política y social del país ha convertido la labor de los mercedarios en una prueba de obstáculos diaria. La vicaría venezolana tiene cinco comunidades, y por desgracia, ninguna está trabajando directamente en pastoral penitenciaria. La ministra Varela, desde hace poco tiempo, ha expulsado a la fundación de las cárceles por motivos políticos.
Actualmente nuestra obra social está centrada en colegios (Tirso de Molina, San Juan de los Morros), en parroquias (San Ramón de Catia, Fátima y San Ramón de Maracaibo y Nuestra Señora del Carmen de San Juan de los Morros) y en tres comedores populares, que concretamente se encuentran en Maracaibo. También tenemos la casa de formación de los novicios, que se encuentra en San Cristóbal. El desarrollo de esta labor en Venezuela cada vez es más complicado. La prohibición del acceso de nuestros religiosos a las cárceles, y unas exigencias desorbitadas impuestas a nuestros centros escolares por el Gobierno, generan un enorme desgaste a los mercedarios que lo viven en primera persona.
[Fragmentos de la entrevista a Marcos Sanchez en nuestro canal de Yotube] ENLACEEl día a día actualmente es complicado…
El país está pasando por una situación muy delicada, con un gobierno que lleva 20 años mandando con unas políticas populistas donde la gente está viviendo momentos críticos y muy complicados. Sobre todo, a la hora de conseguir alimentos, medicamentos, y de tener seguridad.
Y luego os dejan sin poder entrar en las cárceles.
La prohibición del acceso a los centros penales se intuía. La política del gobierno está hecha para que todos sigan el régimen que ellos quieren. No había una alternativa para trabajar libremente. Teníamos que seguir los lineamientos que ellos siguen.
En las cárceles los que mandan son los pranes. Estos son los mismos presos que están organizados y son los que imponen las normas. Para la Merced, o para Semana Santa, es el Pran el que llama a uno de nuestros padres para que vaya a celebrar la eucaristía. No depende del ministerio, ni de los funcionarios, ni del director, sino de los mismos presos, que solicitan de la presencia del capellán. Por este motivo aún podemos entrar muy de vez en cuando.
Todo está supeditado a las políticas penitenciarias que el estado impone.
Las políticas del Gobierno consisten en sacar o marginar a aquellos que no siguen los mismos caminos que ellos dictan. Como los mercedarios ya tenemos una trayectoria sobre el trabajo penitenciario, y viendo que el trabajo lo hacíamos bien, y que teníamos bastante autonomía en nuestro trabajo, la ministra decidió poco a poco que nos tenía que apartar.
¿Quieren más control?
Sí. Ahora sólo entran sacerdotes diocesanos pero supeditados a lo que ellos dicten. Durante 40 años ha existido un procedimiento propio muy marcado a la hora de ejercer la pastoral penitenciaria. Ese tipo de praxis no les gustaba. Ahora tienen libertad, nula supervisión. Por todo esto nos han ido arrinconando.
Las escuelas actualmente son el centro de vuestra obra. ¿Por qué?
Nuestra finalidad en los colegios es la educación bajo la premisa “libres para liberar”. Educamos desde la libertad para que los chicos se sientan libres y formados para un futuro sin cadenas. Se trata de una formación preventiva hacia el delito, una formación que quiere evitar que queden en manos de mafias, en manos de la droga, en manos de tantas y tantas situaciones peligrosas que en este momento se viven en Venezuela.
¿Cuántos centros tenéis?
Actualmente tenemos dos escuelas en Venezuela: el Colegio San Ramón Nonato, que está en un sector popular, y el Colegio Tirso de Molina, ubicado en un sector de clase media baja. El de San Ramón Nonato está subsidiado por el ministerio, a través de la ABEC, Asociación Venezolana de Educación Católica.
¿Con la situación actual, se puede mantener económicamente el proyecto educativo?
En el Colegio San Ramon Nonato no hay problema, porque el pago del docente y del personal administrativo se realiza a través del subsidio. Al colegio sólo le queda el mantenimiento de la infraestructura.
El problema lo tenemos con la Escuela Tirso de Molina, que es autosustentable, o debería, porque no nos podemos mantener. Todo lo que recibimos proviene de los padres representantes, que son los que hacen viable el proyecto a través de cantidades autorizadas por el ministerio. Si los padres representantes no permiten el aumento, nosotros no podemos pagar a los profesores y nos vemos colapsados. Este es el momento que estamos viviendo ahora. Hay que pagar a los profesores, pero los representantes no pueden pagar el colegio porque no tienen suficientes recursos. Un grave problema.
En cuanto a las leyes de educación, ¿son leyes hechas a su medida?
Es un pensamiento único, un socialismo del s. XXI, yo me atrevería a decir que es una misión comunista. La constitución dice que la educación debe ser pluralista, pero nosotros no lo vivimos así. Los textos que impone el ministerio a los colegios públicos y subsidiarios es un texto dictado por el ministerio, no hay opción a otro.
El colegio de Catia, al ser un centro subsidiario, tiene que ceñirse a las reglas del ministerio, pero Tirso de Molina, al no tener ayudas, tiene un poco más de independencia, aunque no mucha más. Todos los días pasamos controles por un supervisor, revisiones de todo tipo, firmas de títulos, instalaciones, contenido impartido a los niños.
¿Cómo es la vida diaria en las escuelas?
Vives con miedo en el cuerpo, no sabes qué va a pasar hoy. Des de abril hemos tenido muchas irregularidades en lo que se refiere al curso escolar. Profesores que no vienen, alumnos que no llegan, representantes que no quieren mandar al colegio a los alumnos por las barricadas, por los cortes de calles, por las manifestaciones, las huelgas…
Hay colegios que están en zonas donde no ocurre nada, y otros que están en el sitio del conflicto y esos centros muchos días no pueden ni abrir. Tirso de Molina está en una zona intermedia y para hacerse una idea, de una matrícula de 1020 alumnos, hay días que solo vienen 200. Y con los profesores más de lo mismo. Esto ha ido a la deriva desde abril por culpa de los conflictos y las presiones en la calle para que el gobierno cambie.
Todo son piedras en el camino.
Por si fuera poco, el Gobierno en las escuelas nos exige realizar obra social, que tengamos niños becados. Nos obligan a tener responsabilidad social. Cualquier empresa debe tenerla. Si llevar el colegio es difícil, imaginaros si tenemos que tener a niños becados… es insostenible.
También existe un enorme problema de hambruna.
El gran problema de la población es conseguir alimentos. Se tienen que hacer largas colas y a veces ni sirve para conseguir lo que buscas. Todo está a precios elevadísimos. Leche, café, azúcar, aceite, mantequilla, harina de trigo, chocolate…son cosas que no se consiguen con normalidad.
Por ejemplo, para conseguir una barra de pan hay que hacer colas inmensas, y te dan sólo una por persona. Todo esto yo lo he visto y lo he vivido. Si te dan algo más de pan porque conoces al de la panadería, y la gente ve que sales con una bolsa más grande, te miran como si hubieras cometido un delito.
También apostáis por un importante proyecto nutricional.
En Maracaibo tenemos tres comedores populares. Lo dirige FRAMERSE, que se encarga de recoger los recursos para repartir comida a los niños. Todo esto se administra desde nuestra parroquia de San Ramón Nonato. Actualmente un sitio así es impagable para la gente y los niños.
En definitiva, una falta de libertad en todos los ámbitos alarmante.
Incluso en las homilías debemos ir con mucho cuidado, ya que Venezuela ahora funciona como Cuba. El Gobierno tiene a sus voceros, sus chivatos, que van informando al Gobierno sobre el contenido de nuestras apariciones públicas. Hemos recibido incluso amenazas de nuestros propios religiosos, ejerciendo presión para que no digamos según que cosas.
En este ENLACE puedes acceder a nuestro canal de Youtube y conocer la obra que realizamos en el país.