¿Cómo ven los adolescentes el mundo de la prisión?
La Fundación Obra Mercedaria estuvo el pasado miércoles día 30 de febrero en la Escuela Maristas La Inmaculada de Barcelona con motivo del Día de la Paz y la No-Violencia. La directora de la Fundación, Núria Ortín, realizó una charla con los chicos y chicas de 3º de ESO que sirvió para que descubrieran la obra social que realizamos. Les contamos nuestra función dentro de la cárcel, a través del acompañamiento al preso, y la importancia de las otras dos fases que trabajamos: la prevención del delito mediante la educación, y la reinserción social con los hogares de acogida.
El mundo de la prisión está lleno de prejuicios, y más en edades tan tempranas. Por eso la intervención de Núria Ortín ayudó a que los niños entiendan que a veces no todo es como parece, y que detrás de cada persona que está entre rejas, hay una historia detrás que ha provocado una decisión equivocada. El objetivo fue transmitir que hasta las personas que están dentro de una celda por haber cometido un delito merecen dignidad. Para ellos es un concepto difícil de asimilar, pero les contamos que en prisión no sólo hay asesinos o violadores, ya que por ejemplo el 41% de delitos son económicos y por drogas. Eso no justifica ningún error, pero si que muchas veces gente sin recursos se ve obligada a robar o a cometer acciones que no debe porque la misma vida les empuja a tomar ese camino.
Para evitar historias truncadas por malas decisiones y futuros delitos, la fundación apuesta por el trabajo en prevención. Por eso tenemos escuelas en Venezuela, Panamá y Mozambique o Centros de Desarrollo Humano como Merced para Crecer en El Salvador.
Educación contra el delito
La prevención del delito es la formación ciudadana clave para la vida en sociedad, por eso el trabajo de esta dirección está orientado a la interacción directa con las comunidades organizadas. La idea es facilitar las herramientas para que las mismas comunidades puedan prevenir delitos, detectar problemas y elaborar planes, tanto en la materia preventiva como de otros tipos.
La integración de la prevención del delito y justicia penal en todos los niveles de la educación es esencial en la construcción de enfoques a largo plazo para la lucha contra el crimen y la violencia. El principal vínculo teórico entre educación y el comportamiento criminal es bastante directo: la educación aumenta las oportunidades de acceder a trabajos legales e incrementa sus salarios, lo cual reduce el atractivo financiero de las actividades delictivas.
También existen otros vínculos entre la educación y la disminución de la criminalidad. El costo de oportunidad de ser encarcelado es también mayor para aquellas personas que tienen el potencial de ganar altos salarios en actividades legítimas, pues estar en prisión implica tiempo fuera del mercado laboral. Por otra parte, la condena en sí misma ejerce un estigma social que actúa como un disuasivo adicional, el cual es probablemente más fuerte cuanto mayor educación tenga el individuo.
Por otro lado, la escolarización puede aumentar la paciencia exhibida por los individuos (como muestran Becker y Mulligan, 1997) o su aversión al riesgo. Individuos más pacientes y con más aversión al riesgo pondrán un mayor peso a la posibilidad de castigos futuros. Además, la escolaridad puede afectar también los gustos individuales por la delincuencia al modificar directamente los costos psíquicos de violar la ley.