La Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración y Reflexión sobre la trata de personas
Durante este 8 de febrero se celebra la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de personas, con el lema “Juntos contra la trata”. Desde el año 2015, el Papa Francisco convoca una Jornada en el día en el que se recuerda la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, la religiosa sudanesa que padeció durante su vida los sufrimientos de la esclavitud.
Su testimonio es uno de los muchos que se denuncia en esta Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas. Una campaña coordinada por el Grupo Intereclesial contra la Trata; una red que, según Ana Almarza, religiosa adoratriz, persigue «que todas las diócesis hablen de la trata y tengan una vigilia de sensibilización y oración».
Las celebraciones enmarcadas en esta jornada no son un empeño personal de las instituciones que la convocan (a saber, la Conferencia Española de Religiosos, la Fundación Cruz Blanca, Cáritas Española, Amaranta Fundación de Solidaridad, las Adoratrices y Justicia y Paz), sino que responden al empeño que el Papa ha puesto en los últimos años por denunciar la compraventa de personas como si fueran mercancías. Un esfuerzo que Almarza admira en Francisco porque, a su juicio, «decir que en este siglo hay personas esclavas no es políticamente correcto».
¿Qué es la trata de personas?
La trata de personas es un delito que explota a mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y el sexo. La Organización Internacional del Trabajo calcula que casi 21 millones de personas en el mundo son víctimas del trabajo forzoso. En esa cifra se incluye también a las víctimas de trata para la explotación laboral y sexual. Si bien se desconoce cuántas de estas fueron objeto de trata, la cifra implica que en la actualidad hay millones de víctimas en el mundo. Todos los países están afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. La esclavitud, tanto en su forma moderna como en la antigua, no es solo una vergüenza, sino que es «la execrable suma de todas las villanías», como la definió el abolicionista John Wesley, y no tiene cabida en nuestro mundo.
Aproximadamente un 30 por ciento de las víctimas de la trata son niños, y un 70 por ciento son mujeres y niñas. Estos son los datos publicados el Informe Mundial sobre la Trata de Personas elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.