¿Por qué España es uno de los países con mayores tasas de encarcelamiento?
Un año más, Estados Unidos encabeza la lista de países con mayores tasas de encarcelamiento. España ocupa un lugar destacado entre los países de nuestro entorno, aunque el número de presos desciende paulatinamente. Que España mantenga una de las tasas más altas de encarcelamiento se debe a la mayor duración de las penas de prisión, más del doble que la media europea. España no es un país inseguro pero las reformas del Código Penal desde 1995 han aumentado la duración de las penas, lo que implica que exista el doble de encarcelados que en Finlandia o Suecia.
Aunque en el imaginario colectivo español persiste la creencia de que los delincuentes «entran por una puerta y salen por otra», y que en España la Justicia es demasiado benevolente con los criminales, la realidad es muy distinta. Nuestro país, de entre las grandes potencias económicas, es uno de los más carceleros, con una tasa de reclusos por 100.000 habitantes de las más altas del mundo. Como decíamos, las razones hay que buscarlas en las sucesivas reformas del Código Penal, que lo han ido endureciendo, en el afán de legislar hasta las conductas más nimias que embarga a nuestros políticos y en la creatividad procesal de los tribunales, con artefactos jurídicos tan notables como el «cohecho impropio» o la tendencia a considerar «organización delictiva» a toda estafa en la que concurran más de dos inculpados.
Bajos índices de criminalidad
El resultado está en las largas condenas, con una media de 18 meses, frente a los 7 meses de media de los países de nuestro entorno, que entre otras cosas, retrasa la progresión del grado y las concesiones de libertad provisional, instrumento fundamental para el éxito los procedimientos de reinserción. Al mismo tiempo, el sistema penitenciario español, y es mérito fundamental del cuerpo de funcionarios de Prisiones, tan maltratados salarialmente por todas las administraciones, es uno de los que mejor funcionan del mundo y en el que los presos, con todas las excepciones que se quieran aducir, son tratados de acuerdo a los reglamentos y con humanidad.
Ciertamente, la tasa de reclusión va descendiendo el número de nuevos ingresos también, algo lógico si tenemos en cuenta los bajos índices de criminalidad de España y la buena integración de la mayoría de los extranjeros, que, sin embargo, llegaron a representar el 28% de la población carcelaria, con marroquíes, rumanos y colombianos a la cabeza. Respecto al resto del mundo, sin contar con China, donde las estadísticas ocultan al millón de ciudadanos sometidos a detención administrativa en campos especiales de reeducación, la lista la lidera una vez más los Estados Unidos, cuyas leyes penales, también endurecidas a finales del S.XX, suponen largas penas de prisión que mantienen las altas tasas de encarcelamientos, pese a que los índices de criminalidad han descendido a la mitad desde esa época.