Cómo surgió el logo de la Fundación Obra Mercedaria
Aprovechando la grata visita de Enrique González y Lluís Durán, creadores de logo/marca de la Fundación Obra Mercedaria, hemos querido que nos explicaran cómo surgió la idea
El pasado lunes 6 de febrero recibimos una visita que nos hizo mucha ilusión, la de nuestros amigos y creadores del logo de la Fundación Obra Mercedaria: Enrique González y Lluís Durán.
Aprovechamos el encuentro para hacerles una pequeña entrevista y nos explicaran cómo surgió la idea del logo, hace ya más de 6 años.
Un logo que tiene una gran historia detrás y fue diseñado con mucho detalle, cariño y de forma totalmente desinteresada.
De izq. a dch.: Núria Ortín (directora de la Fundación), Lluís Durán, Enrqiue González y P. José Juan Galve (presidente de la Fundación)
A continuación, hemos transcrito la entrevista que tuvimos con los diseñadores y que nos sirve para entender mejor el proceso de la creación del logotipo:
¿Os podéis presentar y explicar como surgió la idea del logo?
E.G.: Soy Enrique González, gallego, pero viviendo aquí en Catalunya desde hace mucho tiempo. He trabajado aquí con un amigo que se va a presentar él, con el que hemos trabajado juntos en el logo, en la marca, de la Fundación Obra Mercedaria; un encargo que nos encantó llevar a cabo.
Me he dedicado toda la vida en el mundo de la publicidad y de la identidad corporativa; y he trabajado con Luis, mi amigo, mucho tiempo.
L.D.: Soy Lluís Durán, diseñador gráfico. He trabajado muchos años de ello, casi toda mi vida; y hemos coincidido con Enrique una parte de esta profesión.
Somos excelentes amigos y nos propusimos hacer un equipo para diseñar el logotipo de Obra Mercedaria.
¿Cómo decidimos diseñar este logotipo? Pues, respondiendo a la historia de la Obra Mercedaria. Intentando plasmar en el diseño la corona real, las cuatro barras del rey Jaime I y la ‘M’ de Mercedaria. Todo esto recopilado en el logotipo que podéis ver de la fundación.
E.G.: Sí, una ‘M’, que nos parece también, que es arquitectura, que crea como una idea de espacio, detrás de esa ‘M’, de espacio noble, de espacio grande. Imaginaros los portalones de una catedral si queréis, lo que sea, ¿eh? Y que también nos lleva a la palabra «Mercedarios», que la creemos haber visto interesante dicha en latín: «mercedarii»; con dos íes. Si os fijáis en los dos puntos que están encima, se aproximan entre ellos, y esas dos íes se convierten -podéis decir, a lo mejor, con mucha fantasía, pero digamos que se puede interpretar así-, como la de dos figuras que dialogan, porque el diálogo es fundamental en la Orden; es algo que la caracteriza desde siempre: la mediación, el diálogo. Entonces, eso se puede desarrollar, se va a desarrollar y, en la práctica, se está desarrollando constantemente, porque eso es lo que estáis haciendo.
El color lila, ¿de dónde viene? ¿Por qué lila?
L.D.: Es la respuesta… lo tenéis presente en la Fundación de alguna manera u otra. Es un color afable. Por ejemplo, un rojo sería inadecuado para mí. Nos decidimos por este color violeta, suave, para que no recibas una impresión, ni dura, ni de imposición, sino que agradable. Eso es lo que intentamos conseguir con este color violeta.
E.G.: Y, además, el violeta siempre ha tenido una connotación en el mundo litúrgico, digamos, de espiritualidad. También eso. A parte de que hoy, ese es un color muy relacionado con algo que está moviendo el mundo, como es la feminización de las instituciones y de las organizaciones; que, bueno, es un elemento que ayuda. No es que se haya querido hacer eso, sino que ayuda, que está en línea también con esas tendencias.
Y me dejé una cosa sobre ese plural «mercedarii». Y era la idea de que existiera una palabra que reflejara también la globalidad; y para eso no lo íbamos a ponerlo en inglés. Hemos recurrido a la historia también, a que fuera en latín, y que ese «mercedarii» uniera. Lo primero es un plural, «los mercedarios», y luego que uniera los muy diversos nombres que están en circulación para arriba y para abajo. Que la Fundación fuera un elemento más de unión de todo eso.
