Las organizaciones y entidades sociales que trabajan con personas en situación de sin hogar calculan que existen entre 30.000 y 40.000 en España.  Así, cada persona es fruto de un proceso y una historia única e irrepetible, y con esta mirada personal debe ser también acompañada. Como la de los chicos y chicas que salen de prisión o permiso y se alojan en nuestros pisos de inserción social. Aunque tradicionalmente se han considerado personas sin hogar aquellas que viven en la calle, los últimos años se ha apostado por una definición de sinhogarismo que contempla otras formas derivadas de la exclusión residencial que no tienen por qué ser visibles en la calle:  personas que viven en equipamientos para personas sin hogar o que residen en una vivienda insegura o inadecuada.

Hablar de sinhogarismo, en lugar de personas sin hogar, es dejar de poner el foco y la responsabilidad en la persona y ponerlo en la problemática y en un sistema que excluye y deja al margen a muchas personas. Personas que luchan para volver a rehacer sus vidas y que muchas veces no pueden por la falta de apoyo y recursos.

Tomar conciencia

El día mundial de las personas sin hogar es un buen momento para tomar conciencia sobre la complejidad de estos fenómenos, luchar contra las causas que provocan la exclusión social y el sinhogarismo, luchar por los derechos de todas las personas y escuchar las experiencias de testimonios que nos hablan en primera persona de esta realidad.

En la Fundación Obra Mercedaria, a través pisos de inserción social y promoción humana, intervenimos con programas de acompañamiento social, formativos y de inserción laboral, que potencian la recuperación de la plena autonomía. Además rompemos estigmas y acercamos a la sociedad a estos colectivos a través de herramientas de sensibilización y visitas a los centros con empresas, escuelas y personas colaboradoras.