El mundo de la prisión ha estado siempre bajo la lupa por parte de la sociedad. Históricamente los centros penitenciarios y los presos han estado envueltos en millones de prejucios, muchos merecidos y otros no tanto.   La lanzaroteña Virginia Barber, psicóloga forense responsable de la salud mental de los presos de todas las cárceles de Nueva York, nos invita a cambiar nuestra forma de ver a los reclusos a través de esta interesante entrevista en Hoy por Hoy de la Cadena Ser.

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Ansiedad y miedo

«Este es un país de más de trescientos millones de habitantes, la mitad de los muertos por la pandemia están aquí, es horrible», explica Barber. «Las prisiones son el caldo de cultivo perfecto para el contagio de este tipo de enfermedades, es muy difícil, si no imposible, mantener el distanciamiento social», añade.

Virginia Barber se muestra especialmente preocupada porque los internos no están recibiendo visitas ni manteniendo contacto con sus familias. «Este es uno de los elementos de protección para factores de riesgo como el suicidio, que es tres veces más alto en la cárcel que en la sociedad en general», explica Barber. «Los presos no quieren usar el teléfono porque tienen miedo a contagiarse, la mayoría de los juzgados están cerrados y por lo tanto los presos preventivos, que son la mayoría, no ven resueltos sus casos», añade. «Hay muchísima ansiedad, muchísimo aislamiento y mucho miedo», explica.

Más comprensión

La psicóloga forense explica que, «cuando pase todo esto, espero que la gente entienda que las reacciones de ansiedad, angustia y depresión son normales, no son patológicas». Además, «esta pandemia nos ha enseñado la importancia del contacto y la interacción social, separarnos de nuestros amigos y familiares es durísimo, espero que esto ayude a la sociedad en general a tener un poco más de empatía y comprensión hacia las personas que están sufriendo situaciones de aislamiento muchísimo más extremas que la que está viviendo la población general ahora mismo», concluye.