La Iglesia católica atendió en 2016 a más de 2.700 presos en permiso o libertad en 67 pisos de acogida
Un total de 2.711 presos en permiso o que quedaron en libertad fueron atendidos en 2016 en 67 casas o centros de acogida dependientes de la Iglesia católica, según el informe ‘Recursos Pastorales. Estadística Pastoral Penitenciaria CEE’, publicado por el departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española.
En España hay 140 capellanes en las cárceles que prestan asistencia religiosa y ayuda en general a los presos. Quienes realizan este trabajo en jornada completa se dedican a ella seis días a la semana, seis horas al día, según recoge el Convenio sobre asistencia religiosa católica en los establecimientos penitenciarios firmado entre la Iglesia y el Estado en 1993.
Estos datos demuestran la implicación de la Iglesia hacia este sector de la sociedad, muchas veces olvidado y sometido a un sinfín de prejuicios. A nivel español, desde la Fundación atendemos a presos en las cárceles de nuestras comunidades de Barcelona, Lleida, Castellón, Elche, Valencia, Zaragoza y Palma de Mallorca. Nuestros religiosos acompañan a los internos durante su proceso de encarcelamiento siendo un apoyo espiritual imprescindible para su día a día y muchas veces también económico.
Donaciones
En el marco de esta atención dentro de las prisiones, el informe refleja que la Iglesia destinó a los presos un total de 205.576 euros de peculio, una cantidad que familiares y allegados pueden ingresar a los presos y que se acumula en una tarjeta magnética que pueden utilizar en el economato de la cárcel para comprar productos complementarios a los facilitados por la administración penitenciaria, como tabaco, tarjetas de móvil prepago, café o té. Un total de 6.208 personas se beneficiaron de esta ayuda para peculio. Igualmente, la Iglesia católica entregó 6.516 paquetes de ropa, ya que algunos de los presos entran a la cárcel con lo puesto.
Casas de Acogida
La labor de la Iglesia en materia penitenciaria continúa fuera de la cárcel, donde cuenta con 67 casas de acogida para los presos que disfrutan de permisos o de la libertad, pero que no disponen de recursos ni familia. En estos centros, la Iglesia atendió en 2016 a 2.711 personas, en su mayoría hombres (2.164) y más españoles que extranjeros (1.601 frente a 1.110). Además, en estos pisos no solo reciben a presos católicos sino también de otras religiones. Así, el año pasado atendieron en estas casas a un total de 445 musulmanes.
Estos hogares nacen con la idea de ayudar a tener una segunda oportunidad en sus vidas a personas que lo demuestran con su comportamiento y su actitud. Muchos internos, cuando quedan en libertad, no tienen dinero ni familia. Este contexto de desamparo obliga a estos chicos y chicas a volver a caer en el delito, ya que se ven sin ninguna otra salida. Por este motivo es fundamental crearles un marco de crecimiento favorable, un espacio que les de cobijo y una protección durante los primeros meses de libertad para que pueden coger impulso para el vuelo definitivo.
En esta línea la Fundación tiene Hogares en Barcelona, Lleida, Sant Feliu, Elche, Castellón y Zaragoza. Las casas de acogida son uno de los vértices más importantes de la Fundación, ya que creemos firmemente que se trata de un elemento clave para la reinserción de las personas que han estado encarceladas y también para prevenir que recaigan otra vez en el delito.
Voluntariado
El estudio también revela que un total de 2.339 voluntarios están comprometidos semanalmente con la Pastoral Penitenciaria, tanto dentro como fuera de las cárceles, en prevención y reinserción. Entre ellos, hay sacerdotes, laicos, religiosas y religiosos.
En cuanto a los programas, en 2016 se contabilizaron un total de 951 de los cuales 829 se realizaron dentro de prisión. De ellos, 416 eran religiosos, 349 sociales y 64 de carácter jurídico.