El Papa en la III Jornada de los Pobres: “Los pobres no son números”
Con el lema ‘La esperanza de los pobres nunca se frustará’, el papa Francisco, durante el domingo 17 de noviembre, pidió devolver a los pobres la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida. El 13 de junio de 2017, el papa Francisco hacía público un mensaje titulado “No amemos de palabra sino con obras”. Con él instituía la “Jornada mundial de los pobres” que, en su tercera edición, este año se ha celebrado con el lema del principio del artículo.
El Santo Padre describe con gran realismo las numerosas formas de nuevas esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños. Habla de las familias que se ven obligadas a abandonar su tierra para buscar una vida mejor; de huérfanos que han perdido a sus padres o que han sido separados violentamente de ellos; de jóvenes a los que se les impide el acceso al trabajo; de las víctimas de tantas formas de violencia, desde la prostitución hasta las drogas. No olvida el Papa a los millones de inmigrantes a los que se les niega la solidaridad y la igualdad. Tampoco olvida a los marginados y sin hogar que deambulan por las calles de nuestras ciudades.
“Yo, cristiano, ¿tengo al menos un pobre como amigo?”.
Este es el desafío que lanzó esta mañana el Papa a cuantos le escuchaban en la basílica de San Padro. De esta manera Francisco volvía a situar a los últimos en el epicentro del ser y hacer de la Iglesia católica durante la eucaristía con motivo de la III Jornada Mundial de los Pobres.
“¡Qué hermoso sería si los pobres ocuparan en nuestro corazón el lugar que tienen en el corazón de Dios! Estando con los pobres, sirviendo a los pobres, aprendemos los gustos de Jesús, comprendemos qué es lo que permanece y qué es lo que pasa”, exclamó el Papa durante su homilía. Es más, anunció a los presentes que “los pobres nos facilitan el acceso al cielo; por eso el sentido de la fe del Pueblo de Dios los ha visto como los porteros del cielo”.
Los pobres no son números
“A veces -recuerda el Santo Padre- se requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar. Por un día dejemos de lado las estadísticas; los pobres no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos. Los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar: son jóvenes y ancianos solos a los que se puede invitar a entrar en casa para compartir una comida; hombres, mujeres y niños que esperan una palabra amistosa. Los pobres nos salvan porque nos permiten encontrar el rostro de Jesucristo”.
Uno de los objetivos de la jornada es redescubrir el valor de estar junto a las personas más pobres y vulnerables de nuestras comunidades, y es también una ocasión magnífica para subrayar la dimensión que la lucha contra la pobreza tiene en la misión evangelizadora de la Iglesia, que se desarrolla por medio de miles de comunidades parroquiales, diócesis e instituciones sociales.
Crear esperanza en los más desfavorecidos. En aquellos que, por desgracia, tuvieron que huir de sus casas por estar en zonas de conflictos. En los que, por las idas y venidas de la economía perdieron sus negocios y se vieron abocados a una vida de carencias. En los que nunca conocieron lo que era el amor porque fueron abandonados desde su nacimiento.
Almuerzo con el Papa
El Papa después de presidir la celebración eucarística y el rezo mariano del Ángelus, se dirigió al Aula Pablo VI, al ya habitual almuerzo con los pobres. Al llegar, a las 12.20 aproximadamente, Francisco se dirigió a ellos y les dio la bienvenida, y les deseó que el Señor los bendiga, a ellos y sus familias.
1500 indigentes fueron invitados. Para la ocasión se preparó un gran comedor con 150 mesas, para el almuerzo festivo en su honor, que fue ofrecido amablemente por Roma Cares. Al final del almuerzo, todos los participantes recibirán obsequios: algunos paquetes de pasta, donados por La Molisana y aceite, donados por Coldiretti.