La crisis penitenciaria en Venezuela se agrava
El motín en unos calabozos policiales del Estado de Amazonas, al sur de Venezuela, con 37 muertos y 14 heridos, es un nuevo episodio que ha devuelto a Venezuela en el foco y que agrava la crisis penitenciaria que sufre el país. Enfrentamientos entre reclusos por el control de las prisiones y denuncias de violaciones de derechos humanos, así como muertes por falta de alimentos y medicinas, son situaciones que se viven cada día en las cárceles venezolanas.
Desde julio de 2011, el Gobierno puso en marcha un plan para pacificar los penales y adecuarlos a estándares internacionales. Hay unas 50 cárceles en el país, de las cuales 98% funcionan bajo el nuevo régimen. La Fundación ha visto privado el acceso de los mercedarios a los centros penitenciarios por las autoridades del país, y no se nos permite atender ni realizar el acompañamiento que siempre hemos brindado a los reclusos privados de libertad.
El gobernador de Amazonas, el opositor Liborio Guarulla, anunció previamente en Twitter la «masacre» de «más de 35» personas durante el ingreso de una unidad especial del Ministerio de Interior y Justicia al reclusorio, ubicado en la ciudad de Puerto Ayacucho. ( @LiborioGuarulla ) El número de muertos en este retén representa el 40% del total de la población carcelaria que albergaba aproximadamente un centenar de reos.
Crisis penitenciaria
Los calabozos y los centros de prisión preventiva, controlados por autoridades municipales y el Ministerio de Interior mantienen los números más altos de hacinamiento, violencia, armas, y drogas controladas por los propios reclusos, gracias a la corrupción de los funcionarios policiales.
Venezuela, el tercer país con la menor población reclusa de la región, tiene un promedio de 166 presos por cada 100.000 habitantes, según datos oficiales. Sin embargo, el sistema penitenciario ha sido por años uno de los más violentos de América Latina.
El dolor de las familias
Un centenar de familiares aguardó el pasado jueves 17 de agosto frente al hospital de Puerto Ayacucho, capital estatal, para recibir los restos de las víctimas de lo que denuncian como “una masacre”. “Ya empiezan a oler. Por favor, tengan piedad y entreguen los cuerpos”, pidió Fernández, a gritos, ante los micrófonos de la prensa local, según videos cedidos a la AFP.
Des de la fundación queremos denunciar estos hechos, y queremos transmitir al mundo y hacer llegar a toda la gente un mensaje claro: esto no puede seguir así. Nadie merece vivir en una situación tan degradante, que vulnera claramente los derechos humanos y elimina cualquier atisbo de dignidad.