Pequeños ángeles de la basura
Los niños guatemaltecos viven una cruda realidad. Muchos de ellos trabajan en basureros, removiendo los escombros en búsqueda de comida, juguetes y cualquier metal que luego venderán por poco dinero para ayudar a sus famílias. En medio de la capital de Guatemala hay un gigantesco agujero, el Basurero de la Zona 3, que se ha convertido en el más grande del país. En medio de toneladas de deshechos hay familias enteras y niños que en muchos casos se convierten en víctimas mortales por comer desperdicios y alimentos en mal estado.
Historias dolorosas que ocurren con asiduidad en este basurero. Tal como dice Norma Cruz, presidenta de la Asociación Sobrevivientes, «los niños del basurero en Guatemala son una realidad que se ha sostenido por mucho tiempo y que se ha ido agravando» . Aunque la ley en Guatemala es clara: los niños no pueden trabajar, la realidad es muy distinta. Hay miles de niños ganándose la vida entre escombros, limpiando botas o trabajos degradantes que no deberían estar realizando y que vulneran cualquier tratado de de los derechos humanos.
Datos para la reflexión
Según el estudio elaborado el año 2014 por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de Guatemala, del total de la población en Guatemala, el 56.19% es pobre, aproximadamente 6 millones 400 mil personas. Además, la desnutrición crónica en Guatemala es del 43.1%, es decir, que cuatro de cada 10 niños guatemaltecos sufre de retardo en su crecimiento, en comparación con la talla que debieran tener para su edad. Los resultados también muestran que las poblaciones indígenas son las más afectadas por la desnutrición crónica: 57%. La incidencia de la desnutrición crónica en las poblaciones indígenas es casi el doble de la que se observa en la población no indígena.
Existe una estrecha relación entre estado nutricional y pobreza. El 80% de niños afectados por desnutrición crónica se encuentran debajo de la línea de pobreza general y el 32% vive en situación de pobreza extrema. Solo el 19% de los niños y niñas menores de cinco años con desnutrición crónica, se clasifican como no pobres. La alta relación entre desnutrición crónica y pobreza hace ver que los niños y niñas menores de cinco años afectados por esta situación, además de la nutrición deficiente, tienen en un futuro cercano, alto riesgo de contraer enfermedades y mayores dificultades en el proceso de aprendizaje y el rendimiento escolar.
Luchar por la causa
Creemos que hay algo que todos los gobiernos del mundo deberían proteger a capa y espada: la integridad de los niños. Lamentablemente no todos los gobiernos lo logran, ya sea por falta de recursos, por problemas de corrupción o, en los casos más graves, porque culturalmente no están preparados para concederle a la integridad de los niños la importancia que se merece. Por este motivo, desde la Fundación luchamos y ayudamos a todos estos niños con el fin de que tengan una vida más digna. También centramos muchos de nuestros esfuerzos en la trata de personas. Un comercio ilegal de niños que se ha convertido en una lacra para la sociedad guatemalteca inadmisible.
Cualquier colaboración será de gran ayuda para combatir una situación injusta y degradante que debe cambiar cuanto antes mejor. No queremos más niños en unas condicones como estas. Un sólo gesto tuyo puede ayudar a cambiar muchas realidades.