¿Qué importancia tienen los pisos de acogida en nuestra sociedad?
La criminalidad en el conjunto de España ha variado un -8,92 por ciento en lo que va de año (hasta el trimestre 1 de 2020) respecto al mismo periodo del año anterior, con una cifra total de 481.872 infracciones penales, según datos del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior. Son datos que mejoran las estadísticas del 2019, pero siguen siendo cifras a tener muy en cuenta.
En términos generales, según datos que recogen los índices de criminalidad del 2019, la criminalidad en España experimentó un repunte de un 3,3%, hasta las 2.201.859 infracciones penales, según el balance de criminalidad del Ministerio del Interior correspondiente a 2019. Si al cierre de 2018 el conjunto total de delitos —entre los que se incluyen homicidios, robos, tráfico de drogas, violaciones, secuestros…— era de 2.131.118 infracciones, la cifra aumentó hasta las 2.201.859 a finales de 2019.
Diferentes factores
Estos datos demuestran que algo está fallando en el sistema actual. Las prisiones en muchos casos se convierten en centros de castigo y no de resocialización. El preso está privado de su libertad, de libertad de movimiento, de su libertad de vivir y existir como le plazca. Está encerrado las 24 horas del día -salvo que trabajen o estudien durante su periodo de encierro- en una celda compartida.
Otro de los factores que no ayudan a reducir estos índices es el desamparo económico y emocional en la que se encuentran los presos al salir de la cárcel. Una vez fuera de prisión no es fácil encontrar salidas afectivas ni laborales. Muchas personas se encuentran sin hogar, sin familia y sin trabajo. Retomar la cotidianidad representa un gran reto. Desde la Fundación somos conscientes de esta realidad y por este motivo vivimos con ellos acompañándolos en este proceso hacia la autonomía económica y laboral. Los Hogares de Acogida están dirigidos a personas que salen en libertad o que se acogen a los permisos penitenciarios y no tienen a dónde ir porque están indocumentados, son inmigrantes y perdieron el contacto con sus familiares.
Un nuevo comienzo
La estancia en los pisos sociales es temporal, pero la salida no está marcada desde un inicio, sino que se establece con el residente según su evolución. La acogida en pisos fomenta la autonomía de las personas atendidas ya que requiere responsabilizarse del día a día de la vivienda: limpieza, cocina, horarios… Las condiciones de uso de la vivienda se adaptan según la realidad de cada persona y su situación económica.
Colaborar en nuestros proyectos de reinserción social, a través de los pisos de acogida, es una forma de ayudar a reducir los índices de criminalidad, ya que las personas que salen de prisión no se ven obligadas a delinquir. Sus necesidades básicas están cubiertas y el riesgo de reincidencia es mucho menor.
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