A pocos días del final del Jubileo, un total de 25 presos de 11 prisiones españolas han asistido este 6 de noviembre a la Eucaristía del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro. El mercedario Florencio Roselló, director del departamento de pastoral penitenciaria de la CEE (Conferencia Episcopal Española), ha sido uno de los impulsores que ha hecho posible esta visita «ha costado mucho porque el planteamiento de la actividad es novedad, nunca se había planteado nada así».

En total han asistido 1000 reclusos de 12 países de todo el mundo. Francisco ha lanzado un mensaje remarcando que todos nos podemos equivocar. «Cada vez que entro en la prisión, me pregunto: ¿porqué ellos y no yo?» El Pontícife ha pedido «que se mejore la vida en las prisiones para respetar la dignidad de los reclusos y sobretodo, una justicia diseñada para la esperanza con el objetivo de la reinserción y rehabilitación, y no un castigo sin futuro». El Papa ha denunciado la hipocresia de quien se siente a salvo pero en realidad está encerrado en sus propios prejuicios.

Ha sido una visita muy especial para los presos que han podido hablar y tener muy de cerca al Papa Francisco «me ha cojido, me ha abrazado, me ha levantado, me ha besado y me ha dicho que esta es una responsabilidad muy grande. Es una sensación increible, se te ponen los pelos de punta».

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